Todos identificamos fácilmente cuándo una persona es un líder genuino pero se nos dificulta a veces identificar esas cualidades en nosotros ¿por qué sucede esto? Sabemos que todo líder tiene esa capacidad para influir en los demás, generalmente es la figura de referencia en un grupo y no le cuesta que los demás sigan sus indicaciones y lo apoyen en sus proyectos, y sin embargo, al tratar de emularlo para “adquirir seguidores” nos convertimos nosotros mismos en su seguidor.
Para ser líder lo primordial es eso, saber seguir las enseñanzas de una persona que va más allá delante de nosotros, su ejemplo, sus principios mientras sean los correctos; al hacer esto sin mirar atrás sino siempre hacia una meta claramente establecida, es lo que hará que otros nos sigan; y llegará el punto que heredaremos la voluntad y capacidades de esos que antes se ubicaban por delante.
De todas las cualidades que debe tener una persona para que sea considerada por los demás un verdadero líder, una de las más importantes, sino la más importante de todas es: Coherencia. La autenticidad de una persona que lucha por algo, que defiende algo; eso es simplemente el mayor motivo de inspiración.
Incluso cuando nadie más se levante, si algo es lo correcto y usted como persona se levanta y lo defiende, cuando menos lo espere se habrá convertido en el faro de toda una multitud ¿por qué? Pues porque esa es la capacidad de alguien coherente en sus acciones y principios.
Un hombre iba corriendo por las calles de su barrio durante la noche apurado a la casa de su madre porque llegaba tarde a una reunión familiar. No había autos y ni siquiera otros peatones salvo un hombre a lo lejos por delante de él. Llegando ya a la última cuadra nota que el semáforo peatonal cambia a rojo, en su mente el hombre dice “estúpido semáforo, no vienen carros y estoy muy apurado como para detenerme” sin embargo, antes de llegar al cruce nota que el hombre que lo adelantaba se detiene en la esquina a esperar “primero paso a ese viejo y luego la calle”. Al llegar a la esquina se detiene en el acto; el hombre era su padre.
– papá ¿qué hace aquí?
– voy para la casa, salí tarde del trabajo.
– papá no están pasando carros.
– ya sé.
– papá no hay policías.
– no, no hay.
– ¡Papá no hay cámaras!
– ¿para qué cámaras?
El hombre ya un poco exasperado le dice casi gritando.
– ¿¡Papá por qué no cruzamos la calle, nadie nos está viendo?!
A lo que su padre le respondió.
– ¡Yo me estoy viendo!
Un líder coherente es aquel que no sólo defiende lo que es sino que también es lo que defiende; y todos de cierta forma somos líderes, todos somos un líder para los niños, para las nuevas generaciones que actúan basados en 30% lo que les decimos que hagan y 70% lo que nos ven hacer.
Ser el primero no significa ser el mejor, lo que realmente significa es ser aquel que marque la pauta, aunque las funciones y responsabilidades de un líder dentro de un equipo de trabajo pudieran ser diferentes a la de todos los demás, los valores con los que ese trabajo debe realizarse son los mismos.
Puntualidad, lealtad, dedicación, profesionalismo y los estándares de excelencia son sólo algunas de las cualidades en las que un líder excede por encima del resto y esa es la principal razón por la cual se convierte en un ejemplo a seguir.
El carisma natural de un líder no es realmente “natural” un líder genuino sabe que para poder ser entendido, debe desarrollar estrategias de comunicación efectiva para que todos lo entiendan. Las diferencias culturales así como la barrera del idioma, no representan un obstáculo infranqueable para un líder genuino. El credo, sexo o raza son insignificancias para un líder que se para en frente de un grupo para ser el faro de inspiración.
Las diferencias de los individuos son las rocas que conforman la base sólida de un equipo de trabajo, y es que los líderes verdaderos saben que la diversidad es una herramienta muy útil que incluso puede convertirse en algo indispensable dentro de un grupo, por ello, las capacidades comunicativas del líder son excelentes hasta el punto que es capaz de tocar una fibra de todos sin adaptarse a todos, sino logrando que todos capten y adopten su visión.
La capacidad de seducción del discurso de un líder atrae a muchos a su visionaria propuesta a pesar de ser atrevida, el poder de convencimiento en el discurso del líder marca la pauta entre el éxito o el fracaso antes incluso de comenzar cualquier empresa, por ello también, todo líder nato es al mismo tiempo un gran negociador, contagia entusiasmo, reparte alegría y eso causa que los demás le sigan de buena gana.
Tomar decisiones arriesgadas e innovadoras son un rasgo que todo líder auténtico posee, pero el valor no se limita simplemente a levantarse y defender lo que se cree correcto. Un líder genuino está también dispuesto a asumir con humildad la culpa, la derrota y las consecuencias de su error de manera singular; de hecho, la visión del líder es:
El valor a equivocarse es lo que diferencia a los líderes mediocres de los que inspiran a muchos, tener el valor de recibir el golpe para luego levantarse no es algo que las personas naturalmente estén dispuestas a hacer, la mayoría de las personas realmente piensan “que se sacrifique otro” por ello; si quiere ser un líder, es hora de que esté abierto a la posibilidad del ridículo y del fracaso asumidos con dignidad.
Sabe cómo recoger las necesidades de su equipo y al mismo tiempo establecer como prioridad las suyas siempre sacando lo mejor de cada miembro de su equipo.
Por ello, es que los líderes suelen ser muy exigentes pero al mismo tiempo auto críticos, exigir a los demás en la misma medida que se exigen así mismo, demostrando a través del ejemplo que sí puede y desafiando a los demás a superarlo es la manera en que un líder actúa para que un grupo de personas lo sigan en una empresa la cual terminarán por sus propias manos.
Ser el primero, es decir, colocar la primera piedra muchas veces sin ser el más capacitado para construir la fortaleza, no obstante, frases como “si yo puedo, entonces tú puedes” son usadas por los buenos líderes para contagiar entusiasmo y establecer un punto de referencia para los demás que sirva como desafío.
La capacidad de exigir en un buen líder puede llegar a ser abrumadora, pero, al demostrar a los demás que los mejores resultados que podrían obtenerse se logran mediante ese nivel de esfuerzo, es la principal razón de que lo sigan.
Usted puede reunir todas o varias de ésta cualidades, no obstante, recuerde algo muy crucial si quiere mejorar “un líder no nace, se hace”
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Hugo Landolfi es el fundador y director de la Escuela de Estudios Superiores en Liderazgo Organizacional. Dicha escuela ofrece cursos a distancia y presenciales "In-Company" sobre modernas técnicas de liderazgo fundadas en su concepción de Liderazgo Multifocal. El novedoso abordaje de Hugo Landolfi al liderazgo ha permitido a numerosas organizaciones mejorar sus procesos productivos, ayudando a generar productos y servicios de altísima calidad a la vez que también ha ayudado a maximizar el retorno para sus accionistas. Su concepto de "Liderazgo Multifocal" en el que se basan sus cursos y libros logra superar ampliamente a los modelos de liderazgo vigentes en las organizaciones y les permite alcanzar alturas cualitativas que de otra forma hubieran estado veladas.
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